8.5.09

Resonancia (Puente Angers)



Translúcida encarnación, ausencia que
reestrena olvido tras un abismo
sin decoro, sobre los pasillos del planeta.
Prístina ilusión de alivio, en fuga
del angosto momento entre lucidez y demencia.

Gresca sobre un puente amenazado,
miles de botas al redoble siguen.
Sobre las vergüenzas gritan los traidores endiosados,
el clarín llama a la guerra,
repiquetea burlón, y delata
al artificial gusto por la patria.

¿Qué alboroto habrá, sí
el suicidio enarbola los ideales de
un país a-moderno?

Gracia urgida de un milagro:
la exitosa irrupción
de la AutocomplacenciaReflejoDeLasAlmas,
¡“Larga vida al rey”!

La vista se prolonga hasta el último tequila.

Al trino de una bella enciclopedia,
se pedirán los esponsales.
Del atrio con dos eras enterradas,
brotan criterios como hongos, y
para documentar las pesquisas
el amo del mundo
cantará sobre glaciares derretidos (víctimas de la democracia).

Sacudir al demiurgo de los guetos y cárteles
bomba inundada,
perdida en un laberinto fulgurante.- Diluvios-arcoíris
de olores muy silentes y poco sutiles.

Presos todos, lanzarán al más joven.
Terca la oportunidad que jamás sucede.

Libélulas acorazadas revientan al tedio, al abandono;
surcan sobre pantanos
cómo poemas recitados ante el umbral de la duda.

Un suspiro acalorado, húmedo e impaciente
explota en sirios
(custodio de sueños y princesas,
cascadas doradas: eterna descendencia).

Surge el escalón faltante,
la rima en los acordes recuerda el ritmo;
lisonjera Áspid en llamas.

Pasos somnolientos, crudos,
magras piernas extendidas
símbolo ambiguo del PuebloPuebloPuebloPobre:
agraciada desgracia de no ser bendecido
(tempestad gruñendo la ventaja azulada
del sistema acumulado de experiencias industriales-civilizatorias-for sale).

¡Coro de estrofas pusilánimes!
Grave estruendo profano
con una inserción al margen: ¡más diamantes!
¿Y la sangre?

Un segundo aparta al tiempo
que obedece y permea
el influjo maligno del crepúsculo en otoño.

Las hojas enramadas
bailan proporciones áureas,
el tirano olvida a Bruno.
La verdad pasea de verdad sin guaruras.
Tensa calma: ¿con o sin epitafio?

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